Descubre qué es la aceptación, cómo cultivarla y cómo puede ayudarte a aliviar la ansiedad, el estrés y el sufrimiento.
En general nos resistimos a la aceptación porque tenemos una idea errónea de lo que realmente significa. Pero resistirnos a ella, nos lleva sobrevivir entre sufrimiento, estrés y ansiedad.
También a sentirnos bloqueadas, perdidas y con la sensación de no avanzar en nuestro proceso.
Si tenemos una relación alterada con la comida esto nos puede llevar de cabeza a la nevera. O a volver a obsesionarnos con el peso, o con una nueva dieta.
Lo cual nos genera más ansiedad todavía. Sentimos que entramos en un bucle.
En este post te daré las claves para que puedas entender el concepto de aceptación, para transformar la resignación en aceptación y como consecuencia, tu bloqueo en acción.
Por último, al final de post, te comparto tres potentes herramientas para poner en práctica todo lo que hablamos en el artículo para que no te quedes con mera teoría.
Mi misión es que las líneas de la información que vas a leer a continuación, te ayuden en tu proceso de cambio de hábitos, a dar un paso adelante para sentirte mejor contigo, con la comida y en general, con la vida.
¡Vamos allá!
¿Qué es la aceptación? (y qué no es)
La aceptación es una de las actitudes vitales que el Mindfulness nos invita a cultivar: la capacidad de aprender a aceptar.
Es desarrollar la habilidad de aceptar lo inevitable, que es de hecho, uno de los valores fundamentales en la cultura japonesa.
Cuando aprendes a aceptar lo que hay, algo de ti deja de resistirse. De luchar contra la vida, contra ti, contra tu cuerpo, contra la comida.
Esta es una de las puertas de salida del sufrimiento en el que a menudo, lo más seguro, es que te enredes.
La aceptación es una actitud. y no tiene nada que ver con que tengas que acatar, con obedecer, “tragarte” todo.
Pero cuidado: Que aprendas a aceptar, no significa que tengas que permitir actitudes desconsideradas de otros, o aceptar todas las recomendaciones externas, "por que sí".
Pero parece que hay dudas sobre esto. De hecho, he recibido a través de las redes alguna pregunta como esta:
¿Por qué no acepto que debo moverme los fines de semana y no quedarme en casa descansando?
¿Por qué debo aceptar cosas que me dicen los demás que no me gustan?
Y no, no es esto.
Quizás también te has hecho una pregunta parecida, y tengas algo de confusión con el vocablo.
Es natural, en sí, el término lingüístico "aceptar", si no lo entiendes como una actitud, y no lo contextualizas, puede parecer que tengas que aceptar todo en la vida, y te vuelves un "pelele".
Y como verás, nada más lejos de la realidad: Aceptar/Aceptación en el sentido que estamos hablando, es una actitud ante la vida.
Aceptar no es acatar: No se trata de aceptar todo. ¡Cuidado con esto!
Aceptar al otro no es aceptar su conducta. Aceptas su ser, no lo que hace.
Aceptar no es someterte a la conducta irresponsable de otro.
En ningún caso significa cerrar los ojos a actos irrespetuosos, violentos, tragarnos las palabras, permitir que otros traspasen nuestros límites, por el hecho de ser buenos, compasivos, etc. por tal de ser comprensivos, compasivos y “espirituales” en modo: “todo está bien”. N-O
A esto se le llama "negación", o lo que es llamado como “by pass espiritual”.
Este es el límite de la aceptación. una cosa es aceptar una realidad inevitable y la otra es someterte a la conducta de otro.
Quizás convives con alguien o trabajas con alguien que no se responsabiliza de sus deberes y responsabilidades como adulto.
Y la libertad de uno puede terminar entonces donde empieza la del otro.
Esto no lo debemos aceptar. Es normal que no nos guste.
Poner en práctica la aceptación en este caso es aceptar el hecho de que esto está ocurriendo.
Y dejar de mirar hacia otro lado, -que ahora ya sabes que es negación o evitación- y entonces sufres porque no te gusta esta situación pero no haces nada para cambiarla. Te sientes atrapada.
Aceptación es la puerta a la acción constructiva: tanto de hacer o de dejar de hacer(soltar y descansar).
Esto nos ayuda a dejar de sufrir, el dolor de que no te guste lo que te sucede.
¿Cómo saber si estás aceptando una situación o se trata de otra cosa?
Si estás sufriendo. La aceptación te aporta fortaleza interior, sabiduría, firmeza de espíritu, protección. Y mucha paz.
“La aceptación es hacer las paces con la realidad”. Rafael Vidac.
¿Aceptar una situación o aceptar en general?
También, he recibido bastantes preguntas y dudas sobre la aceptación, poniendo de manifiesto que había algo de confusión sobre
"¿Es aceptación en general o de lo que estás pasando o qué es lo que tengo que aceptar?"
Cuando hablamos de aceptación como actitud, podemos encontrarnos ante cuatro desafíos o tipos de aceptación.
En este post abordaremos la aceptación en general que, en realidad, incluye las otras formas de aceptación.
Pero cada una de ellas, merecerían un post aparte. O varios.
ACEPTACIÓN ES...
Cuando aceptas solo OBSERVAS la realidad. Suspendes el juicio y te abstienes de emitir opiniones o juicios de valor sobre lo que ves, oyes o piensas
Implica dejar a un lado el dualismo entre el bien y el mal, que tanto nos daña, por cierto.
"La aceptación plena no significa que tengas que resignarte a tu destino. Se trata de reconocer que una experiencia está ahí, en este momento, pero en lugar de dejar que se haga con el control de tu vida, mindfulness te permite observarla, de manera simple y compasiva, en lugar de juzgarla, atacarla, discutir con ella o desaprobar su validez"
Williams y Penman, Mindfulness
Aceptación de la realidad no significa que te gusta
Las preguntas que me habéis hecho a través de las redes son:
¿Cómo aceptarte cuando no te gustas nada?/¿Cómo aceptar algo que no te gusta?
¿Cómo empezar si de pequeña me he sentido fea, inadecuada y rechazada?
¿Cómo aceptarte cuando no eres capaz ni de mirarte al espejo?
¿Cómo me puedo aceptar con 86 kg?
¡Tan natural! Estoy segura de que en algún momento de tu vida, te habrás planteado alguna de estas preguntas. .
Bien, la aceptación no implica que algo te guste, ni que sea agradable o satisfactorio.
En realidad, cuando necesitas cultivar la aceptación es porque suele ser lo contrario: Una situación que no te gusta nada o que nos genera malestar.
Me explico: «Acepto el hecho de que tengo un cuerpo grande» «Acepto el hecho de que tengo una relación alterada con la comida.» no significa que te guste tener un cuerpo de talla grande, ni comer como comes, ni que lo apruebas.
Tampoco lo desapruebas.
Aceptas lo que existe, es una realidad, lo sabes, no te gusta. Cuando aceptas, dejas de lado los juicios de valor hacia ti, hacia lo que te sucede.
Solo desde este lugar, puedes hacer frente a la situación, afrontas la realidad con todo lo que esté en tus manos, y tener una perspectiva real y objetiva de lo que puedes y no puedes hacer, en este momento o siempre.
Ahora, como ya has leído en lineas anteriores, que aceptación no significa que te guste lo que te sucede, tampoco implica que lo tengas que aceptar todo aunque no te guste.
Es algo muy diferente y por esto, mi insistencia a lo largo de este post, en que quede claro.
¿Por qué nos resistimos a la aceptación?
Las cuatro causas más frecuentes suelen ser:
Resistencia #1. Creencia de que aceptar es quedarse así
Creemos que esto nos llevará a engordar sin límites, a seguir comiendo como comemos, y entonces nos sentimos sentenciadas de por vida.
Así lo puedes sentir quizás como tantas personas me han preguntado a través de las redes: "¿Cómo aceptar que debo vivir con estos kilos? Estoy perdida."
O bien, intentamos forzar la aceptación sin sentirla.
"Yo intento o trabajo para aceptar pero noto que solo me queda en la mente. No sé cómo aceptar de corazón."
Esto suele suceder porque sabemos teóricamente qué es lo que “tenemos que hacer “, o porque lo hemos leído, nos lo han dicho o hemos aprendido en un curso.
"Debemos insistir en que la aceptación consciente no significa resignarse. No es la aceptación de lo inaceptable. Tampoco es una excusa para la pereza o para no hacer nada con tu vida, tu tiempo y tus talentos y dones innatos
Williams y Penman, Mindfulness
Pero cuando esto vivimos con un gran peso de incomodidad y sufrimiento, por la incoherencia interna entre lo que sentimos, hacemos y pensamos.
Pocas cosas generan tanta incomodidad como alejarnos de nuestra coherencia interna.
Al final, lo que la gran mayoría de personas conseguimos es o bien vivir batallando contra nosotras mismas, contra lo que es, lo cual nos causa mucho sufrimiento y desgaste.
O asumimos una falsa aceptación, lo cual es la resignación. Esto nos lleva a sentirnos bloqueadas, estresadas, enrabietadas y en lucha.
Cuando esto nos sucede, nos paralizamos, no avanzamos, y se nos activa una gran frustración y sufrimiento.
Ambas situaciones suelen agravar nuestra situación porque terminamos anestesiando toda esta efervescencia emocional con el recurso que tenemos: la comida.
Tenemos miedo a no hacer nada más, sentir que nos estamos dando por vencidos.
Confundimos aceptación con resignación y con fracaso y por eso muchas veces nos negamos a aceptar.
En nuestra cultura, la del “hay que esforzarse”, la del “la letra con sangre entra”, parece imposible integrar la idea de aceptar algo sólo por que si.
Y a esto se le suman los mensajes sociales o mandatos familiares:
“Querer es poder”, “Siempre inténtalo”, “Si no sufres no sirve” “Hasta que no lo consigas, no pares”,”No te des por vencida", "Hay que seguir luchando", "Sé fuerte"
¿Te resultan familiares estas expresiones?
Parece que si aceptas algo desagradable, o que se sale de lo socialmente aceptado, te rindes, no lo estás haciendo bien y esto es un fracaso.
O bien, "fallas" a tus padres, o a ti mism@.
En una sociedad en la que se percibe como fracaso aquello que no sale según los planes preestablecidos, no nos viene nada mal recordar que hay algo más grande que nuestro pequeño EGO.
Existe algo llamado VIDA, y NATURALEZA de la vida.
Si a esto se le suman las promesas ilusorias de vidas y cuerpos “perfectos” que nos activan esa parte infantil insatisfecha y fantasiosa.
Cuando esto nos sucede perdemos de vista la realidad, nos quedamos atascadas en el limbo de lo que imaginamos, lo que anhelamos, lo que debería ser.
Si además le añadimos las connotaciones negativas que tenemos asociadas a un cuerpo grande (lo que llamamos "sobrepeso") y los sesgos sobre el peso, las normas sociales "no puedes estar gordo" "si estás gordo es que no te cuidas", lo más seguro es que la lista de "deberías" que tenemos interiorizados, nos mantengan en la lucha por cambiar nuestro cuerpo como sea, el rechazo por lo "inaceptable", y la culpa por ir en contra de lo que tendría que ser.
Resistencia #2. Miedo a perder los beneficios secundarios de seguir quejándonos o sintiéndonos víctimas de lo que ocurrió
En ocasiones, aunque nos cause sufrimiento, también podemos estar sacando un beneficio secundario de mantenernos en esta situación, por ejemplo, recibir atención de los demás.
El concepto de “beneficio” aplicado a la enfermedad designa, de modo general, toda satisfacción directa o indirecta que un sujeto obtiene de aquella.
El beneficio llamado “primario” es el que entra en consideración en la motivación misma de una neurosis: la satisfacción hallada en el síntoma, la huida o el refugio en la enfermedad, cierta modificación favorable de las relaciones con el ambiente
Resistencia #3. Atascos emocionales con pataleta infantil: Lo quiero, lo quiero, lo quiero
No podemos funcionar ni pensar de forma adulta porque se activa una parte infantil herida.
Puede haber un trauma, o trauma del desarrollo, y entonces nos quedamos atascados en esa edad.
Quizás sufrimos decepciones, no nos dieron lo que necesitábamos, nos impusieron siempre sus normas, nunca nos compraban cosas que queríamos o no nos dejaban jugar o ir a lugares que anhelábamos, y la respuesta era un "Porque NO! ¡NO porque lo digo yo!"
Y cada vez que volvemos a vivir una situación en la que no obtenemos lo que esperábamos, o sentimos que la realidad se nos impone... Se reactiva el dolor infantil y explota desproporcionado y desajustado en el presente.
Porque el origen y -donde necesitaremos ir para sanar-, está en la infancia.
Resistencia #4. Miedo a sentir/sufrir
Para aceptar hay que dejarse sentir el dolor que nos causa estar como estamos, la situación que nos está tocando vivir.
En realidad, esto es lo que estamos intentando evitar sentir a toda costa manteniéndonos en la lucha y la resistencia. Esta es la función de nuestro cerebro: protegernos.
Por ello, la aceptación no se puede forzar, y es natural, que nos cueste, y nos resistamos a ello.
La gran confusión: Aceptación y resignación : ¿Cuál es la diferencia?
"La aceptación abre la puerta de la esperanza, mientras que la resignación la cierra" Julie Lessman.
Esta es la pregunta del millón y es esencial que sepas cuál es la diferencia.
RESIGNACIÓN ES...
Es sentirse impotente ante una situación, teniendo la sensación de que no puedes hacer nada y, por ello, eres víctima de tal situación.
Esto tes posiciona en el sufrimiento: “Quiero que la realidad sea otra pero no hago nada. Resentimiento y amargura.”
Pienso que la resignación es un suicidio cotidiano.
Alex Rovira
No aceptar la situación es resistirte a lo que hay, y cuanto más te resistas a la realidad, más va a persistir esa realidad.
Como dijo Jung: A lo que te resistes, persiste.
Cuando luchas y te resistes contra el hecho de que estás sintiendo dolor por estar como estás acumulas sentimientos de ira, frustración y estrés (además del dolor en sí mismo).
Estás atada a esa situación. Sin capacidad de elección. Te bloqueas, y ya no buscas más opciones, porque “esto es lo que hay”.
Y sí, como has visto, muchas veces "es lo que hay", pero es lo que hay de una situación en general, o es lo que hay ahora, y en un tiempo, esto puede cambiar. A veces, dependerá de como lo gestiones.
Dentro de la situación, tienes opciones de actuar y cambiar aspectos.
Por ejemplo, puedes elegir cómo vivirla, buscar otras opciones, con qué actitud te enfrentas, realizar o dejar de realizar algunas acciones.
Si te resignas, te rindes a buscar una opción. Pero no te rindes a la lucha interna.
Te resistes y luchas contra ello viviéndolo como una injusticia, y con muchas emociones intensas y desagradables como la rabia.
Así, desde la lucha, no hay escucha, -ni a tu intuición, ni recursos, ni reflexiones sentidas-. Solo hay tensión, estrés y se activa el modo supervivencia.
Cuando esto sucede, la situación empeora: te vuelves impulsiva, y se activan las adicciones, obsesiones y compulsiones de todo tipo. A esto se le llama hiperactivación.
O bien, solo quieres hacerte una bolita y aislarte del mundo. Esto es la hipoactivación.
Si te sucede esto, más te estresas y te desesperas, porque no solo sientes que no puedes hacer nada para conseguir lo que querías, sino que además, la situación parece que “va de mal en peor”.
Y no piensas con claridad, te desorganizas, sientes ansiedad, te inundan los pensamientos negativos.
Tu sistema se siente en peligro y la comida es un medio para afrontar esta situación y lograr la calma y la sensación de confort.
Bajo los efectos del estrés, todo funciona del revés. Quieres algo y no lo haces. O haces lo contrario.
Si hay estrés en nuestro organismo no tenemos voluntad. Si tenemos voluntad, no hay estrés.
No es posible tener voluntad de generar ningún cambio, porque nuestro sistema usa la energía para activar respuestas de supervivencia.
No solo esto, sino que tu sistema hormonal/endocrino se altera. También el sistema inmune, y el resto de sistemas.
Aceptación es rendirse a la lucha
La aceptación, en cambio, es la rendición a la lucha, pero no a la escucha. No a la búsqueda de una solución, quizás para estar mejor.
Por ejemplo, hace unos días en una sesión con una caminante que acompaño, estábamos tratando una situación muy difícil en el trabajo.
Me contaba que se encontraba incómoda, a disgusto y esto le generaba angustia que acababa tratando de calmar con la comida cuando llegaba a casa.
En un momento durante la sesión, atendiendo las emociones que afloraban, me dijo: Bien, acepto que ahora mismo esta situación no la puedo cambiar, no me puedo ir del trabajo porque lo necesito. Pero mientras tanto voy a encontrar la fuerza para estudiar y buscarme otro trabajo en el que me sienta más realizada, reconocida y a gusto.
Esto es, cuando aceptas una situación tal y como es, aunque no te guste, te permites buscar alternativas, en aquello que sí está en tus manos.
Aquí no te posicionas como víctima. Aunque de momento no puedes hacer nada para cambiar esa situación, sí puedes elegir cómo vivirla.
Esto te abre puertas a la acción, a posibilidades, a aprendizajes, a soluciones.
También a la amabilidad. Esto no significa que no haya cambios, sino al contrario, significa entrar en acuerdo con lo que hay.
No en discusión e insultos ni críticas autodestructivas.
Esto genera otra energía y abre espacio a encontrar soluciones.
Aceptación de uno mismo o de la situación es el primer paso para pasar a la acción
Así que en contra de lo que solemos pensar en general, la aceptación es el requisito para el cambio y para la acción.
Decía Carl Rogers, fundador de la Psicología humanista junto con Abraham Maslow, que solo cuando te aceptas a ti mismo puedes comenzar a cambiar.
La paradoja, en realidad, está en lo que creemos que significa "aceptación".
Solemos pensar que si uno se acepta incondicionalmente, a sí mismo y a su situación, parece que todo queda en paz y nada cambia, como si fuera una especie de pacífica y agradable desidia.
Pero cuidado, si tratas de cambiar desde la resignación, existe una creencia profunda que te dice que tú eres como eres y no puedes cambiar.
Más bien al contrario, es una creencia que te dice que es lo externo lo que debe cambiar.
Cuando abrazas tus sombras, las aceptas. Cuando aceptas, comprendes. Cuando comprendes, conoces. Desde el conocimiento, comienzas a cambiar tú misma.
Pero no cambia tu esencia, sino que puedes cambiar aquellos aspectos que no son tuyos. Aquellas creencias, y patrones que han ido conformando una vieja identidad y te han ido alejando de tu esencia.
Al fin, no se trata tanto de cambiar, sino de ser más auténtica, con más sabiduría y madurez.
Significa aceptar cómo estás ahora, ver potencialmente lo que puedes cambiar y hacer lo que esté en tus manos hacer, desde la paciencia, el amor, el cariño y el respeto a ti, a tu propio cuerpo, a tu contexto y a tu proceso.
Cuando te aceptas tal y como estás ahora, es cuando se te abren las posibilidades de cambio.
CUANDO TE ACEPTAS...
- Conoces cuál es tu situación actual y la observas con más objetividad y calma
- Te valoras de forma más positiva y realista
- Conoces cuáles son tus áreas de mejora
- Reconoces y valoras tus fortalezas
- Eliges el cambio que necesitas con conciencia
Gracias a aceptar la realidad, y a saber que todo cambio sigue un curso natural y que todo lo que ha ocurrido antes era necesario para llegar hasta el punto actual, puedes ser más objetiva y realistas y saber qué cambio puedes asumir y cuáles no.
A partir de ese estado, trabajamos en nuestro cambio personal con mucha más humildad. La humildad también nos ofrece un gran auto conocimiento y capacidad para pasar a la acción.
Aceptar es soltar el peso del pasado y abrirte a nuevas posibilidades en el presente
Si has comido de una determinada manera en el pasado y esto te ha llevado a la situación en la que estás ahora, esto ya no lo podrás cambiar.
Pero sí podrás cambiar la interpretación mental que hagas de este pasado.
Desde la aceptación podrás encontrar alternativas en el presente y abrirte a nuevas posibilidades futuras.
Es entender que todo lo que te pasó, pasó por algo y es una oportunidad para aprender y para crecer, que lo hiciste lo mejor que supiste y pudiste con los recursos que tenías en ese momento.
Aceptar es hacer las paces contigo y con el presente.
Algo que a mi me ayuda mucho, y a las personas que acompaño, es tener bien presente la oración de la Serenidad atribuida al teólogo, filósofo y escritor estadounidense de origen alemán Reinhold Niebuhr:
Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.
Quizás también puede ayudarte a ti. Puedes cambiar la palabra "señor" por lo que resuene contigo.
Lo más importante: Céntrate en lo que puedas cambiar, enfócate y suelta lo que no puedas cambiar.
¿Cómo se consigue sentir de forma natural la aceptación ? ¿Cómo podemos aprender a aceptar? El proceso de aceptación: Un duelo que hay que pasar
La aceptación, como has aprendido, se puede ir cultivando diaremente como una actitud ante la vida.
Pero lo que no puedes es forzarla, ya que es la consecuencia de un proceso, un proceso para sanar un dolor.
De hecho, yo lo comprendo como la fase final de un proceso de duelo. Porque es la muerte de una idea, de una expectativa, de una fantasía que aunque el proceso nos genere sufrimiento y sea un sobreesfuerzo desgastador,
Esto nos mantiene evitando el dolor original y de alguna forma, nos mantiene con vida, y confirmando nuestro guión de vida: La creencias que nos dan identidad.
Y aunque sea una "falsa identidad", no da seguridad para movernos por el mundo y estructura.
Y como todo proceso de pérdida y muerte, hay que pasar por las etapas necesarias. que suelen ser las mismas que las etapas del duelo propuestas por Elisabeth Kübler Ross:
1ª FASE. Shock y la negación:
¡No no no, cómo voy a aceptar esto, esto no puede estar sucediendo! ¿Estás loca o qué?
Es la etapa de las preguntas: “¿es cierto?”, “¿es posible que haya podido suceder?”, “¿cómo ha podido pasar esto?”, “¿por qué? ¿Cómo he llegado hasta aquí? No no no y no!!!! ¡Esto no puede estar pasando!
Se define por la sensación de incredulidad: no crees lo que te está sucediendo o va a suceder.
Te niegas a aceptar lo que ocurre porque “es demasiado fuerte para ser cierto”. Tu psique se rebela ante este proceso. Es una protección.
2ª FASE; La ira, la rabia, la pataleta, la rebeldía:
¿Por qué yo? ¡¡¡Esto es injusto!!! Pues esto yo puedo hacerlo a mi manera, ¿¿¿por qué no puedo conseguirlo???
Este proceso, genuinamente emocional, se manifiesta de múltiples formas: contra los causantes del cambio, contra los seres cercanos, contra terceros no claramente definidos, contra entes (Dios...)
También contra la sociedad, los padres, hasta contra influencers...
Pero es necesario entender que es un sentimiento básico y necesario.
Cuanto antes lo sientas, antes se disipará.
3ª FASE: La negociación:
Ok, entonces ¿es lo que hay, no? De acuerdo, voy a intentar comprenderlo y aceptarlo aunque todavía no lo entiendo.
Aquí podemos sentir resignación y culpa.
El sentimiento que más aparece también es el de volver atrás una y otra vez: “Ojalá lo hubiera hecho mejor”, “Si pudiera repetirlo lo haría de otra manera”...
Si se lleva bien el proceso conlleva una autorresponsabilización.
4ª FASE. La depresión/tristeza profunda cuando nos dejamos sentir el dolor original:
Esta es una de las fases más difíciles pero más transformadora.
Es la que nos aporta la sabiduría, la madurez y la que abre la puerta a la aceptación, que no resignación.
Pero también es un desafío: Es una sensación actual de vacío, de tristeza cuando el cambio profundo se hace evidente y ves que no puedes negarte ni eludirlo.
Te sientes mal y trasladas ese sentimiento de tristeza a tus relaciones.
A veces la conversación se hace monotema y todo se convierte en una crítica constante pero, a diferencia de la etapa de ira, sin esa energía violenta.
Es como sucumbir ante lo ineludible.
Para poder aceptar y soltar hemos de despertar, tomar conciencia
Sí, para poder aceptar es necesario que mires hacia adentro, toparte cara a cara contigo misma, con aquello que no quieres ver, con lo que rechazas de tu vida, de ti, de tu entorno.
"El proceso de sanación consiste en reconciliarse con las cosas tal como son” Jon Kabat-Zinn
Esto provoca mucho miedo. Miedo a lo que te vas a encontrar.
Miedo al dolor, más bien pánico. Por eso lo evitas. Contactas con todo lo que has estado evitando contactar
El daño que quizás te has hecho, que has causado, la falta de responsabilidad en abordar emociones o situaciones lo cual ha provocado consecuencias en tu vida, en tu cuerpo, en tus relaciones..
Pero aceptar es la única vía de solución de conflictos, y llegar al bienestar y la paz interior.
Aunque ahora ya los sabes, no podrás aceptar de verdad hasta que hayas sentido y procesado el dolor.
Solo después de pasar por todas las etapas, la consecuencia irremediable será la aceptación.
5ª FASE: La aceptación:
No todo el mundo debe pasar por todas las fases. Hay quienes ya han aceptado que la vida es cambio y no les afecta demasiado.
Pero lo normal es que no sea así.
Por tanto, cuando antes aceptes que ésa es la nueva realidad, antes llegarás a esta etapa de final y menos efectos secundarios sufrirás.
Ahora, de nuevo recuerda: si quieres aliviar rápido el sufrimiento que te aqueja, no la puedes forzar. Pero tampoco lo solucionarás huyendo de lo que te pasa.
Se trata de encontrar el punto medio entre forzar la aceptación y evitar el dolor.
Sin duda, aceptar no significa sentirse bien o estar de acuerdo con lo que ha pasado.
Es asumir que hay una nueva realidad y que es necesario aprender a vivir con ella.
Ayudar en el proceso en terapia:
Si eres terapeuta será necesario que acompañes al cliente/paciente el proceso y cada fase con comprensión y compasión.
También con aceptación incondicional y respeto del proceso del paciente.
No podemos forzarle ni empujarle, puesto que es un proceso natural con su propio ritmo y naturaleza.
Si empujamos o presionamos podemos bloquear o generar estancamiento y frustración.
Es absolutamente imprescindible cultivar una actitud sin prejuicios: Aceptar todas las partes del cliente con compasión. Especialmente, aquellos aspectos que no él mismo no puede aceptar.
Como dice Thich Nhat Hahn: "trátalos de manera cariñosa y no violenta".
Podemos acompañarles ayudando a crear activamente un contexto en el que se inspira la toma de conciencia y la sanación.
¿Cómo lo pongo en práctica?
Además de tener bien presente la oración de la serenidad, lo que hemos hablado de las etapas del proceso de aceptación y cultivarla diariamente....
Practicar la conciencia plena, mindfulness puede ayudarte también a que sea mucho más fácil cultivar la aceptación.
Pero además, te comparto 3 potentes herramientas para poner en práctica lo que has leído hasta ahora:
- Escritura terapéutica: Se trata de que lleves un diario en el que puedas escribir cada día o cuando vas pasando por todas las fases: Escribe tus sentimientos, tus pensamientos, valídalos, esto es: da por bueno lo que sientes, reconócete y no te avergüences de ello. Haz una reflexión sentida de todo lo que vas escribiendo.
- Conciencia y preguntas poderosas:
- Como dice Álex Rovira: La principal fuerza de la transformación es la consciencia, la mirada lúcida que no se engaña, la aceptación de la realidad, de lo que es. La culpa ciega pero la responsabilidad y la voluntad de aprender revela.
- Para cambiar, las preguntas claves que nos podemos hacer son: ¿Qué debo aceptar/qué es bueno para mí aceptar/qué necesito aceptar? Escríbelo y haz una reflexión sentida de las respuestas.
- Según Borja Vilaseca: Una pregunta que puedes hacerte y que puede servirte es: ¿De qué manera esto - que no estoy aceptando- me impide ser feliz?
- Meditación mindfulness de aceptación: Te regalo esta meditación que es inspirada en una meditación de Vicente Simón:
Para terminar: ¿Existe la aceptación plena?
Es una pregunta que me habéis hecho. también por las redes.
Es algo parecido a la felicidad. No siempre estamos alegres, pero podemos ser felices de fondo, podemos cultivar este estado como una forma de vivir.
Con la aceptación es algo parecido.
No siempre podremos aceptar absolutamente todo en cada momento y viviremos todo como si fuera neutro, sin inmutarnos.
Somos humanos y no podemos elegir que afloren en nosotr@s pensamientos, emociones y sentimientos.
De hecho, es natural y necesario. Aceptar no es no enfadarse, no es no sentirse triste ni sentir dolor. Al contrario.
Tampoco no podremos evitar que, en ocasiones, se activare la lucha y la resistencia.
Y la rabieta. Ahora ya sabes que es todo un proceso. Y te encontrarás con temas, y TEMAS, los cuales serán más complejos para ti, enrevesados, difíciles o intensos.
Ahora, puedes aceptar que esto te sucede, aceptarte aún con todo esto, y soltar las riendas del imposible control de lo incontrolable.
Cuando lo hagas, podrás acceder a tus recursos y sabiduría interna, volver a tu centro, y SEGUIR CAMINANDO.
Así que también será necesario aceptar que eres human@ y que esto también te pasará.
Y todo está bien así.
Bien, por hoy termino, muchas gracias de nuevo por haberme leído hasta aquí.
Espero que te haya gustado, sobre todo que te haya servido y si es así, por favor comparte.
Si te ha gustado, ¡déjame un comentario y comparte!
¿Qué te ha parecido? ¿En qué te has sentido identificad@?
¿Te es fácil o difícil cultivar la aceptación?
¿Te han servido los recursos del artículo?
Tú eres lo más importante aquí. Eres el/la auténtico protagonista. Sin ti mi trabajo no tendría sentido.
Así que me gustaría de verdad “escucharte” para conocerte más y saber si lo que escribo te sirve para seguir escribiendo los mejores contenidos
¡¡¡¡Muchas gracias!!!!